lunes, 30 de marzo de 2009


Hace ya muchos años que un servidor decidió atravesar la monumental distancia que te separa de ser un simple y anónimo oyente de música, a creador o miembro de un grupo. Es un momento de tu vida en el que eres tan joven, tan inconsciente de lo que estas haciendo y, sobre todo, ¡es tan brutalmente excitante! (los primeros conciertos, las primeras composiciones propias), que no se cae en la cuenta de escucharse uno mismo con atención, es decir, analizarse un poco. Con el tiempo eso cambió, y aprendimos de alguna manera a encontrar una especie de estilo propio, o eso creíamos... Han pasado muchos años desde aquello. Aquel grupo que, por cierto, se llamaba Narcolepsia, intentó (quizás lo consiguió) de alguna manera descolgarse de las tendencias y los sonidos de la época que, la verdad, eran bastante condicionantes (la era Grunge-Alternativa, o sea, Nirvana, Smashing Pumpkins, Sonic Youth....). Aún así creo que impregnamos todo lo que hicimos con un toque bastante personal; de hecho, parte del reconocimiento que tuvimos fue gracias a eso, a que eramos un grupo con mucha personalidad e incluso bastante original para la época; una época en la que la inmensa mayoría de los grupos que surgían en nuestro país y en el resto de Europa a lo único que podían aspirar era a mimetizar muy pobremente lo que las grandes bandas clásicas del Rock Underground Norteamericano ya habían hecho muchos años atrás. Nosotros, aún poniendo todo el esfuerzo y talento del que eramos capazes en unas composiciones que creo que han envejecido muy bien, aún así siempre nos persiguieron las odiosas comparaciones. Digo odiosas por cómo se hacían y, sobre todo, por parte de quién venían. Aquella época ( la era Grunge-Alternativa, o como cojones querais llamarla) fue como cualquier otra época en la que una moda incontrolada se hace con los medios; algo fuera de control y, en muchos casos, hasta esperpéntico. Y claro, a las modas se apunta todo Cristo , por lo que era muy fácil ver en los conciertos y pubs de la época (y de ese rollo) a garrulo/as que venían de autorreciclarse hacia lo alternativo en un tiempo record, sin tener ni puta idea de lo que estaban viviendo, ni por supuesto escuchando. El caso es que esa gente también venía a nuestros conciertos, incluso alguno llegó a comprar nuestras grabaciones y, entre estos y los aparentemente enteradilos del género, no hacían otra cosa que freirnos el coco con sus espectaculares teorías, en plan " soy muy crítico con lo que oigo y no me dejo arrastrar por esta gran marea Grunge que asola nuestros oidos y, de hecho, estoy muy por delante de todos vosotros...", y entonces era cuando, en una increíble exhibición de intuición crítica, te soltaban: -"suena como Los Planetas, ¿no?", y yo, si era el que tenía que responder, les decía (más que nada por no perder el tiempo) que eso no era así y que quizás deberían escuchar mucha más música para comprendernos.
¿Cómo o de qué manera podría explicar yo cuanta pasión, cuanta fe y sentimiento poníamos en la elaboración de la música que hacíamos?, ¿qué se supone que iba a hacer?, ¿hablarles de grupos y sonidos que NO estaban de moda y que habían sido mucho más importantes a la hora de forjar nuestro sonido y nuestra personalidad como músicos?. Hubiera parecido más snob que ellos, por no mencionar el hecho de que no hubieran tenido ni puta idea de qué diablos les estaba hablando y que, además, como he dicho antes, no me gusta perder el tiempo. Así que lo que hicimos hasta el final de nuestra existencia como banda fue mantenernos fieles a nosotros mismos, ignorando las modas, defendiendo nuestra música a contracorriente como bestias en todos los escenarios que pisamos durante todos esos años. Fue nuestra mejor respuesta a las comparaciones de tres al cuarto, al snobismo y a la ignorancia de los que no sabían hacia donde estaban meando.
El tiempo ha pasado. Aquella banda, Narcolepsia, ha pasado a ser una serie de bellos recuerdos imborrables y unas grabaciones que siguen latiendo ardientes y que se siguen defendiendo ellas solitas. Y llegamos a tal día como hoy, un servidor de ustedes sigue obsesionado por encontrar la canción perfecta, la estrofa definitiva con la que intentar expresar todo lo que esta música le hace sentir... No sé si algún día lo conseguiré. De momento, no me voy a rendir. Además, no puedo (como mi admirado Dexter Morgan) llevo un oscuro amiguito que no me deja vivir tranquilo y no hago otra cosa que escuchar su voz todo el tiempo, susurrando melodías a las que tengo que dar forma y palabras con las que hacerlas sentimientos.
Podía haber acabado así: era un final bonito, ¿no?, pero permitidme que añada algo más. A día de hoy todavía tengo que ver como auténticos sabios de la cultura pop comparan al grupo que lidero, El Perro Asirio, o cualquier otra cosa cantada en castellano y que se mueva en ciertas coordenadas musicales, con lo único a lo que pueden-saben recurrir, cito textualmente: -"esto de El Perro Asirio suena a Los Planetas, ¿no?".
Hace muchos años coincidí en un camerino con Jota y Florent (fundadores, compositores y líderes de Los Planetas hasta la fecha) . Yo llevaba puesta una camiseta de Spacemen 3 (uno de los grupos de mi vida), y les comenté que tenían que escuchar a ese grupo, que les iba como anillo al dedo, que iban a flipar y, de broma, me atreví a afirmar que iba a cambiar su manera de ver y componer música. A lo que ellos preguntaron: -"oye tío, ¿dónde podemos conseguirnos los discos de estos Spacemen 3?"- , y yo, muy gustosamente, les dí la dirección del catálogo por correo donde compraba discos de importación. Como dirían en las pelis, esta historia está basada en hechos reales (y tan reales...). No sé cuantas veces he oido al cantante de Los Planetas reivindicar a Spacemen 3 como una influencia definitiva en la música de su grupo. Y yo, cada vez que he visto y oído al músico granadino reivindicar con pasión sus grupos de cabecera, he pensado: -"¡Joder tío, qué buen gusto tienes!. Deberías escuchar lo último que me he pillado, lo fliparías...".

miércoles, 11 de marzo de 2009